Por lo general, la tartamudez se inicia en la infancia entre los 2 y 5 años y se debe a diversos factores sin
existencia de deficiencia o anormalidad. Es muy importante poder detectar de forma temprana la
tartamudez en un niño pequeño para obtener un buen resultado en las intervenciones por los especialistas.
El tratamiento se realiza de forma conjunta entre un logopeda y un psicólogo, de manera que a la vez que
se van mejorando los aspectos de fluidez del habla, se trabajen las inseguridades que esto conlleva, y así
poder hablar de lo que el niño siente.
Dentro de un entorno tranquilo el pequeño se sentirá más cómodo y podrá construir un desarrollo normal
para en el futuro poder ser un adulto feliz; por ello es importante que los padres puedan recibir también
una orientación que les ayude a crear un buen ambiente para el niño.

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